lunes, 27 de octubre de 2008

CINCO DÍAS FUERA DEL TIEMPO

Un viaje al exterior del tiempo es como subir al Cielo en cohete… y mira por donde, buscando buscando desde mi mente superficial, descubro al fondo, muy al fondo, una meta intemporal rodeada de mar y bajo una gran cúpula que filtra los vientos dispersos de la normalidad, elimina prejuicios y otras ponzoñas parasitarias, ya sean foráneas o internas de tu cerebro, de dentro de tus propios adentros… al pisar tierra las escorias automáticamente se descargan, soltándose cual lastre innecesario, al quedar talmente des-ionizadas, neutralizadas… y todo ello cuando te cobijas bajo el cielo impoluto de Ibiza, en plena disposición, abierto en canal para recoger el botín ideal.

Viajaron dos para darse una cucada ad líbitum, llegaron en avión a Es Codolá y se les paró el tiempo al tomar tierra la aeronave. Tres esperaban la llegada, tres preparaban la torrada más otro que sumose con l´amoto, fueron siete las bienvenidas de entrada a estos dos viajeros que son Chuty y Susana, nuestros queridos amigos.

LA TORRADA FAMILIAR

Llegar a Ibiza es un poco traumático, el avión genera sus danzas mosqueantes y después del ¡uf! que sueltas al pisar tierra firme necesitas un periodo de descompresión reformadora. La torrada nos descomprimió a todos en un ritual fraterno, comimos y bebimos, hablamos libremente y nos regocijamos en medio de la gran alegría del encuentro sorpresa, que al no estar preparado rodó entre risas y cuentos del pasado. Fue una tarde como otras pero mucho más hermosa, aunque los higos chonchos no cuajaran la leche… y es que las leches de hoy en día no cuajan como deberían.

Susana se marchó con Elena y Chencha a cala Vadella, Chuty se vino con nosotros, poc a poc, y en su casa se quedaron Soraya, Alberto y la guapísima María, Marieta del ull víu con su enorme muñeca.

PRIMERA NOCHE

Chuty, Miguel y Alfonso llegamos a la base de operaciones estables http://www.ibizapocapoc.net/ en pleno ocaso avanzado. Nuestra nave flotaba entre frutales y monte, con vistas despejadas; el atardecer se perfilaba colorido mientras la noche se iba adueñando del día, embozada en su capa oscura, para que las estrellas pudieran asomar su concierto tintineante, acompañadas de alguna nave extraterrestre despistada o simplemente del zumbar de los aviones humanos atravesando alegres los cielos, también tristes al despedirse, pero con la esperanza de volver a revolverse. Departimos con la Máquina, el PC amigo al que nos adelantamos en el tiempo, Chuty y Yo, que por entonces ya soñábamos poder presentar en un centro de visión retrospectiva todo lo que nuestros ojos vieran, dando vida virtual a la visión. Miguel que es coautor en estas lides con http://www.ibizapocapoc.net/ siguió con Chuty dándose caña mientras yo pasaba al mundo de los sueños de verdad.

PRIMER DÍA

En Ibiza cabalgar una moto es imprescindible si quieres vencer al entretiempo latente. Desayunamos tostadas de pan pagés blanco con chorro de aceite encima y una pizca de sal, se remata la faena refregando un tomate pequeño, en nuestro caso recién arrancado de la tomatera, café con leche hippie, sin colar y cola-cao para Miguel que no es cafetero. Me monto a Chuty en la F-18 y cap Santa Eulalia por los caminos de atrás, se pretende arrendar una moto y poder rular los tres con las dos naves, en ruta trasversal Norte. Volvimos con las máquinas a punto para arrancar del Pou d´es Lleó, se pretende llegar a la puesta de Sol en San Antonio de Pormany siguiendo los caminos perfectamente transitables de Es Amunt.

La comida fue principal, de príncipes, porque entendía que hacer este recorrido requería una comida de sabores autóctonos, auténticos y con café caleta. Para ello elegimos el restaurante Salvador en el Pou d´es Lleó, mirador natural de toda la bahía de Tagomago hasta Sa Punta Grosa, con Sa Cala de San Vicent, Playas de Agua Blanca y del Figueral, al lado Sa Canal den Martí y a la vuelta el Pou d´es Lleó, agua dulce al nivel del mar donde abrevaban las ovejas pagesas de los antaños. Después del Pou y antes de llegar a Punta Ministro se ven unas canales y desprendimientos antiguos donde parece que hubo un pequeño puerto, tal vez fenicio; actualmente es un buen fondeadero de yates y pescadores. En Sa Canal se ha descubierto un horno de púrpura muy primitivo.

Después de comernos un bullit de peix de esos de verdad, nos tomarnos un café caleta, que así se llama a la queimada ibicenca y hay algunos que no la ponen agua, pero no es el caso del restaurante Salvador pues quiere que sus clientes vuelvan vivos la próxima vez. Es de destacar otro estupendo restaurante por estos lares, me refiero al de la Pensión Pou d´es Lleó, perfecta hostería alternativa.

Partimos con nuestras ‘amotos’, el Miguel con Chuty en la alquilada y yo de vetusto en la F-18, una piaggio vespino de 49, cilindrada mínima necesaria, como una jaca torda pero en azul y muy tranquila, la moto alquilada era de 125 pero no recuerdo sus pormenores mercenarios, eso si, corría que se las pelaba pero la F-18 no se dejaba impresionar, sabía que de sesenta por hora no pasaba y ello en las cuestas abajo por lo tanto lo que no puede ser es que no debe ser. Todos a Sesenta.

Ir despacio te permite disfrutar de la brisa, percibir las cosas con más intensidad y llegar a donde la histeria jamás conduce, al rincón ese donde la imagen única es tan recoleta y bella que solo requiere adoradores placidos, casi le pides perdón al retratarla pero ella comprende que no desvelaremos su intimidad porque no podríamos y hasta nos hace poses inimaginables, mínima parte permitida de su belleza. Las buenas fotos requieren sentimiento y calma.

Paramos lo suficiente en Can Toni Mariano a tomar unas yerbas ibicencas caseras, Can Toni Mariano es una tienda, bar, donde comer o comprar los comestibles para tu casa, un centro de amistad intercultural regido por pageses al estilo tradicional. Seguimos la ruta hacia San Lorenzo por la carretera de Morna, pasamos el primer cruce de San Carlos con nuestra base al lado, luego el de los Naranjos donde hay una tienda de productos vegetales, frutas y hortalizas producidas in situ por ellos mismos, buen género que se vende al por menor, al detall que se decía antes de la guerra.

La carretera de Morna salta a las tierras de Balafi y San Lorenzo dejando a la derecha Atzaró y a la izquierda las sierras de Sa Mala Costa. Acaba en el cruce de Ca na Pepeta, conectando con la principal de Ibiza a San Juan. Este cruce de caminos pertenece a San Lorenzo de Balafi pero ha formado un propio grupo alrededor de dos establecimientos hosteleros de distintas filosofías y complementarias delicias culinarias, por una parte el restaurante de Ca na Pepeta, más clásico y donde el servicio de barra no es primordial, enfocando más el local a sus platos de cocina, primera calidad y variada, con estupendo asador de carne. A pocos metros y en el mismo lado de la carretera está el bar del barrio, Can Juanito Sa Vila, con asador y múltiples variedades cárnicas, de vuelo y pasto; el bar es muy popular, buenos jamones, unos quesos de oveja que no se de donde los trae pero son exquisitos. Desayunar en Can Juanito es algo muy importante y de mis más propias costumbres.

Dejamos la carretera de Ibiza San Juan medio kilómetro más abajo girando a San Lorenzo parroquia, la distancia es de otro medio kilómetro viendo sobresalir a la derecha las históricas torres de defensa del recinto rústico de Balafi, con olores semíticos, son unas torres muy interesantes que se pueden conocer al través de nuestra Web http://www.ibizapocapoc.net/. En San Lorenzo es de destacar además de su iglesia del siglo XIX el restaurante La Paloma: comida italiana, macrobiótica y vegetariana sin despreciar la carne. Un lugar muy tranquilo y espiritual donde el bello canto del silencio se trasmite con el gorgojeo de sus pájaros.

Por detrás de La Paloma sale una carretera vecinal que va a Santa Gertrudis pero nosotros nos apartamos a la derecha, poco después de San Lorenzo, enfilando por otra que va a San Miguel de Balanzat, con el Pou de Ubarqueta a mitad del camino: el pozo tiene un agua fresquísima todo el año y es lugar donde la parada se hace oficial y en verano necesaria. Esta carretera sale a otra que va de San Miguel al cruce de la gasolinera de San Juan, seguimos hacia San Miguel cuya iglesia fortaleza destaca sobre el pueblo vigilando la costa Norte.

San Miguel merece capítulo aparte pero solamente paramos un momento, subimos a la Iglesia en su Puig de Misa donde destacan unos dibujos murales muy bonitos que acaban de ser restaurados, unas yerbas en el estanco, vimos la artesanía de Toni Planas que reflejamos en http://www.ibizapocapoc.net/, personaje ilustre del pueblo por ser uno de los mantenedores del folklore ibicenco y fundador de la colla de San Miguel. Su colección de instrumentos musicales pageses en muy buena.

Salimos por la carreterilla que va a San Mateo tomando otra que va más al Norte para atravesar por Can Sulaieta, otra vieja botiga que ha evolucionado lo justo, el bar amplio dentro y fuera su terraza cubierta reúne un ambiente muy amigable de hippie y pageses con algún turista extraviado, pues estos territorios siguen manteniendo D. G. su intimidad. Pasamos Can Sulaieta para saltar por el valle de Ubarca a San Mateo pueblo que pillamos por detrás. En San Mateo aconsejamos el restaurante Es Camp Vell, buenísimo asador y platos con gracia argentina, y española pues hacen un gazpacho exquisito, y de gazpachos os aseguro que entiendo un rato. Seguimos hacia Santa Inés.

La tarde caminaba aprisa y los almendros de Corona al no estar encendidos nos desviaban la atención hacia el mar pero teníamos que entrar en Santa Inés, recogí mis hermosos borceguíes reparados por el artista Sabater, único diseñando historias de cuero y zapatero de lujo para mi extremeño y rudo calzado. Dejamos Santa Inés después de visitar la tienda por un camino asfaltado que da la vuelta a Corona propiamente dicha y paramos para hacer unas fotos en Las Puertas del Cielo o Peña Esbarrada, con una estupenda vista de las islas Margalidas desde un hermoso acantilado, allí merendamos pues habíamos comprado un pan pagés y una sobrasada en Can Cosme.

Dejamos Corona y sus acantilados para bajar a la puesta de Sol en San Antonio de Pormany, por la zona del Café del Mar y Es Caló del Moro.

La tarde se terminó despidiendo al Astro Rey con un aplauso y nuestra mirada hacia la noche ibicenca en el viejo puerto de toda la vida, enfilamos la autopista y en un santiamén nos comimos las tres leguas con las motos apareciendo en pleno Puerto, en la plaza del pirata Antonio Riquer, único corsario español al que le han hecho un monumento, y su veraniego zoco animado sin exageración pues el verano estaba dando la boqueadas.

Aquí paro la crónica de este día pues me vuelvo al la base con mi F-18 dejando el resto de la noche para Chuty y Miguel mucho más aparentes para rematar la noche portuaria hasta la hora de sumergirse en Pachá, o vete a saber. Este trozo se lo dejo al Chuty.

No hay comentarios: